Como lograr ser millonario… Parte III

¡Hola a todos, gracias por ser parte!

Que gusto encontrarnos de nuevo, esta vez, para cerrar con la tercera parte de esta serie de artículos que tras el análisis de libros, publicaciones, estudios y artículos, llevó algunos puntos a un denominador común, el cual quise resaltar para ti querido lector, que si bien, puede que no sea tu foco en este momento de la vida, es información que no está de más almacenar por un rato, porque seguramente llegará el momento de usarla o retomar algunas palabras, que puedan ser de utilidad a la hora de una disyuntiva sobre algo que debas decidir.

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Que espero siempre te lleven al camino correcto que debas tomar, y si no es así, no pasa nada, será un desvío que tomes hacia donde desees llegar, todo vale en esta vida, mientras no hagamos daño a nadie, todo vale mientras sintamos que estamos viviendo y todo vale mientras estemos claros que tenemos un tiempo limitado para dar lo mejor, para darlo todo, para sacar hasta esa sonrisa que se esconde en lo más profundo y sonreírle a la vida, cuando esta no lo esté haciendo con nosotros.

Hoy como lo comenté en mi artículo anterior,  como llegar a ser millonario, vamos a centrarnos en los hijos de los millonarios, porque se tiene la idea de que si es un hijo de millonario, será millonario, empresario y exitoso como su padre, y resulta que no siempre se cumple esa regla.

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La mayoría de los padres millonarios, se inclinan porque sus hijos tengan ocupaciones tales como: ejecutivos, abogados, medico, ingenieros, arquitectos, contables, publicidad, marketing, profesor universitario, entre otros; debido a que conocen los riesgos y problemas de heredar una empresa o negocio, comprenden el peso de la competencia y la susceptibilidad a la misma, tendencias de consumos, gastos estructurales, fluctuaciones de la economía, influencia política, en fin una cantidad de variables incontrolables. Por eso aúpan a sus hijos a estudiar, pues afirman que hay quien pueda quedarse con tu empresa, pero no con tu capacidad intelectual.

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Por otra parte, los millonarios (que abordamos en estos artículos) constantemente resaltan que nunca han dicho a sus hijos que son millonarios, debido a que el ejemplo juega un papel fundamental en el desarrollo del ser humano, y al crecer bajo una figura de padres ahorradores y austeros, formas personas buenas acumuladoras de riquezas, del otro lado esta aquellos padres quienes constantemente repiten a sus hijos que son millonarios y crecen bajo una figura de derroche y gastos excesivos para mantener un estatus. Incluso se dice, que se puede hablar con los hijos acerca de la fortuna familiar, cuando se vea que estos ya son independientes, han alcanzado la madurez, son profesionales y llevan una vida disciplinada, y que esto solo va a representar una tranquilidad adicional en su vida, no un saco de dinero que se acaba de romper para ser gastado.

Es muy importante cultivar la paz en el hogar y cuando hay dinero, existe una línea muy delgada que no debe ser cruzada, por ejemplo, nunca prometas nada verbalmente sobre la herencia cosas como: este auto será para ti, o la casa es para mi hijo mayor, son cosas que no deben comentarse, porque puede ser que olvides que lo dijiste, pero esa persona, jamás olvidara algo que le prometiste y si sucede diferente se creará discordia y habrán problemas familiares, las herencias se reparten en el momento que deba hacerse y con un mediador externo a la familia para que no hayan discrepancias a futuro.

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Que tal si hablamos del dinero que le damos a nuestros hijos, primero nunca entregues dinero a tus hijos como parte de una estrategia negociadora, la coacción es un método muy peligroso para crear relaciones familiares poco sanas, el decir: como a tu hermano menor le compramos tal cosa, a ti te daré 1000$, lo que hace es mostrar un sentimiento de culpa de tu parte, no se debe negociar de esta manera con los hijos, pues cada vez que des dinero, debe ser solo como una muestra de amor, incluso por obligación y deferencia, pero cuando los padres se someten a tácticas negociadoras con los hijos el respeto de estos hacia sus padres se ve debilitado.

En esta misma línea tenemos las ayudas externas, muchos padres están constantemente dando sustanciosos regalos económicos, como acto de amabilidad a sus hijos, ya sea, para que estos hijos mantengan el estatus social bajo el cual crecieron, o por diversos motivos, lo cierto es que estas ayudas tienen grandes implicaciones en la vida de quienes la reciben, pues esta demostrado que cuanto mas dinero reciben los hijos adultos, menos dinero acumulan, mientras que aquellos, que reciben menos dinero acumulan más.

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Es cada vez más común, adultos con niveles de vida muy altos y de gran consumo, mantenidos por sus padres millonarios, en realidad sus vidas son solo fachadas, pues estos adultos no cuentan con ningún tipo de riqueza propio, son sus padres quienes ya sea a través de regalos para sus nietos, pagar colegios caros, seguros médicos, comprarles la primera vivienda, pagar los club privados, o cualquier tipo de ayuda externa, solo crean adultos poco productivos, matrimonios donde el respeto a la privacidad o la toma de decisiones de la pareja es nulo, porque deciden los padres, quienes son los que pagan por todo; los hijos que reciben ayudas económicas son más propensos a invertir menos dinero, ya que entre los elevados gastos y los constantes créditos que utilizan, les queda poco de esa ayuda para invertir, por tanto lo que hay que darles a nuestro hijos, es hábitos de ahorro, no de hiperconsumo .

Generalmente, cuando hay por lo menos dos hijos siempre recibe mayor apoyo económico, aquel que es menos productivo económicamente y viceversa, el más productivo y exitoso recibe menos dinero, porque sienten que debe ayudar al hijo que no logra independizarse, es esto debilitar al débil y fortalecer al fuerte.

Un hijo debilitado al llegar a adulto por lo general carece de iniciativa, no produce grandes ingresos, pero tiene una tendencia elevada al consumo, a gastar, por eso necesita una ayuda externa de sus padres, para mantener el nivel de vida que tenía al vivir con ellos.

Cuanto más dinero reciben los hijos, menos dinero acumulan; en cambio los que reciben menos acumulan más…

Es una relación estadísticamente comprobada, a pesar de que muchos padres piensan que con su dinero van a cambiar a sus hijos y transformarlos en productivos. Están equivocados la disciplina y la iniciativa son cosas que no se pueden comprar, como un auto o ropa.

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Es fundamental en esta crianza alabar a nuestros hijos, enseñarlos a lograr no a gastar, cada pequeño logro, cada esfuerzo, debe ser valorado, que no persigan el dinero, ese no es el objetivo final, pues si eres el mejor en lo que haces el dinero vendrá solo.

Enseña a tus hijos, que hay cosas muchos mas valiosas que el dinero, buena salud, felicidad, autoconfianza, una familia entrañable, amigos verdaderos, reputación, respeto, integridad, honestidad, logros. Ganarse todo en la vida de forma honesta, respetar la ley, entender que si estafas a alguien nunca tendrás lugar en el mundo de los negocios, enseñar a tus hijos desde pequeños que las adversidades siempre existirán, pero hay que luchar, ser constante, ganar experiencias... como dice el libro el millonario de al lado.

Quienes intentan proteger a sus hijos de cualquier germen social… en realidad nunca llegan a vacunarlos contra el miedo, las preocupaciones y el sentimiento de dependencia. De ningún modo.

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Una crianza apoyada en la disciplina y el ahorro, los millonarios indican que fomentar la cultura del ahorro en casa, hará que los hijos crezcan siendo buenos acumuladores de riquezas, con reglas claras, pues los niños necesitan guías para ir por el camino, enseñarles de responsabilidad y asumir las consecuencias de sus actos, entender que:

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La vida no es un jardín de rosas, hay que ser fuertes y disciplinados.

Arroparse hasta donde llegue la cobija.

Nunca sentir lastima de sí mismo.

Ofrece ayuda antes de que la pidan.

No malgastar el dinero de la familia.

Agradecer.

Si hacemos un decálogo de algunas máximas de los millonarios, quedaría algo como:

  1. Los hogares funcionan con un presupuesto anual bien planificado.
  2. Hay control exacto sobre lo que se gasta en comida, ropa y vivienda.
  3. No gastan grandes cantidades en ropa.
  4. Son más propensos a comprar vehículos de segunda mano.
  5. No viven en barrios de alto perfil, se ajustan a barrios adecuados a su visión de ahorro.
  6. Inculcan a sus hijos hábitos de ahorro, no de consumo.
  7. No dan ayudas económicas a sus hijos, forman adultos disciplinados e independientes.
  8. Solo hasta que sus hijos alcanzan la madurez, hablan de sus riquezas.
  9. Educan con el ejemplo, padres ahorradores y conscientes.
  10. Enseñan a sus hijos que lo que realmente vale en la vida, nada tiene que ver con dinero.

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     Que agradable escribir estos artículos, que si bien, no son una receta para ser millonario, al menos nos ayudan a entender muchas cosas, que a veces no nos damos cuenta, generalmente vamos por la vida sumergidos en tanto estrés, entre el trabajo, los estudios, los hijos, las deudas, que olvidamos detenernos un momento y pensar con claridad hacia dónde voy, analizar como lo estamos haciendo y si estamos yendo en el camino planteado hacia la meta, o solo nos estamos dejando llevar por la multitud, las redes sociales, la cotidianidad; hay que actuar ahora, porque lo que menos tenemos, es tiempo… después de todo los Treinta son así. 

 

 

 

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