Emigrar, cambia la vida, se fija un sentimiento

¡Hola a todos, gracias por ser parte!

Hoy quiero hablar de un tema que es muy sensible para muchos, con el que algunos saben lidiar, otros disimulan lo que sienten muy bien, otros con una actitud de valientes lo toman como una alegría sin precedente en sus vidas y otros viven con el llanto a flor de piel ante cualquier mínimo roce con su esencia, si de eso trata EMIGRAR.

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Un concepto complejo de explicar, aaaahh, pero un momento, si vas al diccionario esta simplemente definido como, y cito textual:

 "La emigración, consiste en abandonar su propio país, para establecerse en otro extranjero".

RAE. Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> 19/11/2020

No digo que no sea una definición adecuada. Solo que está un poco carente de sentimientos y humanidad. Se que no tiene porqué explicar sus causas o consecuencias o la nostalgia que genera, pero un poquito de cariño no le caería mal. Se puede emigrar por muchas razones:

- Una beca para estudios en el extranjero. 

- El trabajo de tus sueños con una empresa internacional, cuya sede está en otro país. 

- La situación político - social de tu país está muy fuerte y necesitas buscar seguridad, protección, todo aquello que careces en tu lugar.  

- La situación económica, guerras, catástrofes climáticas. 

- Eres un alma libre que solo quiere viajar y conocer culturas y sencillamente te vas de trotamundos.

No importa cual sea el caso, el país de uno se extraña. (como lo llamaré en este artículo, Tu Lugar).

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No se sabe aún, aunque con tanto movimiento migratorio, se están desarrollando fórmulas matemáticas para lidiar con el desapego y la aceptación, pero aun está en proceso, no han sacado la receta mágica para no comparar cuanto olor, sabor, sensación, o costumbre puedas con lo tuyo.

¿El inmigrante vive feliz? Si claro, no se anda por ahí triste (no siempre) como enamorado solo, no, no, uno vive su vida, pero se crea como un hito, una especie de chinche para fijar, así como lo de poner papelitos en la nevera, bueno igual, pero en tu mente, ahí está el papelito fijo con el nombre de tu país.

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A veces no se que esta mal, si las fronteras creadas por el hombre, o el no sentirnos ciudadanos del mundo, que donde estés te sientas en tu lugar.

Cuando estudias, o trabajas en una empresa extranjera o eres un alma libre, es decir, sales por decisión propia hay un sentimiento de satisfacción, porque estas creciendo y mejorando y esperas poner eso en practica en Tu Lugar, vas a Tu Lugar cuando añoras y planificas tu reencuentro con tus cosas en Tu Lugar, es algo normal, programable, llevadero.

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Ahora cuando se emigra por obligación (por tantas causas que no quiero nombrar) ahí cambia todo. Porque no estamos diseñados de esta manera, no para dejar nuestro lugar a juro y que el volver implique osadías riesgosas, planificaciones infinitas o visitas que la mayoría de las veces nunca se hacen.

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Si eres inmigrante, sabes que el no poder manejar las cosas a la manera de Tu Lugar es frustrante, pero hay que respetar el nuevo lugar y adaptarse y ser humilde y aprender, aprender mucho.

Si no haz emigrado nunca, porque no quieres o no tienes razón para hacerlo, solo te puedo decir que disfrutes tu cotidianidad, esa que te hace hablar con tus palabras típicas, esa comida que es lo más normal pero tiene tu sabor, hay que disfrutarla, salir y que el clima este como es tu clima y que el aire huela a tu tierra, hay que detenerse y disfrutarlo, no dar todo por sentado, esa comodidad que da estar en tu lugar, muchas veces a pesar de las adversidades hay que disfrutarla y dar gracias.

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Como lo escucho casi todos los días: no esta mal el que se va o el que se queda, lo que está mal es juzgar, comparar mi capítulo 9 con tu capítulo 2, cada vida es diferente, cada historia es diferente, cada quien tiene una razón diferente. Lo que está bien es darle la bienvenida a un extranjero que llega a un lugar nuevo, desconocido, tratando de dar lo mejor de sí, hay que ser cálidos, hay que ser gente y pensar que mañana, no se sabe donde paramos con el giro indetenible que da la tierra, después de todo ¡Los Treinta son así!



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